Juan de Austria: Biografía, vida sentimental, y más

Juan de Austria, un gran héroe nacido de una relación amorosa entre el rey Carlos I de España y Bárbara Blomberg, siendo hijo ilegítimo, pero, ésto no impidió que se convirtiera en un gran luchador por la libertad de los pueblos. Es una interesante historia de un prócer ambicionado en conseguir ser una Alteza Real.

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Juan de Austria: Biografía

Juan de Austria nació en Ratisbona, Alemania, un 24 de febrero del año 1545, sus padres el rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, y su madre de Bárbara Blomberg. Fue concebido bajo el adulterio de su padre, y perteneció a la Familia Real Española, hombre diplomático y militar, en el período de gobierno de su hermano por parte de padre, Felipe II.

Sus primeros años

En la biografía de Juan de Austria no está clara la fecha de su nacimiento, se puede evidenciar en algunas escrituras que llegó al mundo en el año 1545 como lo establece la primera biografía narrada en el año 1627 por Vander Hammer, al parecer la más fidedigna por ser escrita luego de su fallecimiento.

En esta biografía, además indica el lugar, día y hora de su nacimiento como: Ratisbona el 25 de febrero a las 12.30, mientras que en otras, por ejemplo, como la de G. Parker o P. Pierson, relatan que fue en el año 1547.

Pierson dentro de su artículo titulado Don Juan de Austria narra que ciertos pobladores contemporáneos sostenían que nació en el año 1545 y además comenta de ciertas “evidencias en ceremonias públicas”, sin precisar, tema que afirman la fecha del año 1547.

Sin embargo, existen otros que pretenden dar una fecha como posible concepción, pero, en estos años el rey se encontraba en Gante de acuerdo a lo que cuenta en su obra Manuel de Foronda, narra que pudo haber sido concebido para nacer en las dos fechas.

Sin autenticar el año de su nacimiento lo que sí se tiene como cierto que tiene registrado como fecha de nacimiento un 24 de febrero que cuentan que fue elegida por el propio Juan, siendo que esta fecha de cumpleaños de su padre Carlos I.

La madre de Juan, estando éste muy pequeño, contrae matrimonio con Jerónimo Píramo Kegell, Jerôme Pyramus Kegel, por lo que es probable que el nombre que llevaría el niño era “Jerónimo” o “Jeromín”, proveniente del nombre de su padrastro.

Carlos I, resuelve que su hijo tuviera una crianza en España. Quien fuera su mayordomo, don Luis de Quijada, estuvo de acuerdo, y firmaron el convenio en Bruselas en fecha 13 de junio de 1550, junto con Francisco Massy, quien era el violinista de la corte imperial, casado con Ana de Medina, de origen español aceptaron su compromiso a cambio de tener cincuenta ducados anuales, para ocuparse de la educación del niño.

A mediados del año 1551 llegaron a Leganés, lugar a donde su esposa Ana de Medina, era propietaria de grandes porciones de tierra.

En el año 1554 y en la época de verano, el niño fue trasladado al castillo de don Luis de Quijada, en Villagarcía de Campos, Valladolid, aquí el niño perduró por un tiempo de 5 años. Su esposa, doña Magdalena de Ulloa, se encargó de su educación, quien fuera apoyada por el profesor de latín Guillén Prieto, el capellán García de Morales y el escudero Juan Galarza.

Previo a su muerte, Carlos I, se dedicó a redactar su testamento con fecha 6 de junio de 1554, en el que plasmó textualmente: “«por quanto estando yo en Alemania, después que embiudé, huve un hijo natural de una mujer soltera, el que se llama Gerónimo”.

Estando en el Monasterio de Yuste, el rey giró instrucciones a don Luis de Quijada para que se fuera a vivir en ese lugar, mientras que éste se acogió a las órdenes recibidas y se marchó a la aldea de Cuacos de Yuste. Sin bien, el emperador, distinguió oficialmente a don Juan de Austria como su propio hijo, dejándolo con su puño y letra en el testamento, lo que fuera develado luego de su muerte en el año 1558.

En este aparecía escrito que su hijo Jerónimo se llamaría Juan, haciendo honor al nombre que con el que sería colocado por la reina Juana, a Carlos I.

Felipe II, el heredero, estaba para esos momentos fuera de España. Entonces, comenzaron muchos comentarios acerca de la paternidad del niño, que fue denegada por Quijada, mientras que le escribía al rey solicitando órdenes. Les invitamos a conocer la historia de José de San Martín

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Quien respondió de inmediato con una misiva escrita por del secretario Eraso que en sus borrones y enmiendas se observaban las confusiones que tenía con el asunto de la manera de cómo manejar el tema tan delicado, dando como recomendación que se debería de esperar a que el rey regresará a España.

La princesa Juana, tutora en ausencia de Felipe II, solicitó que deseaba conocer al niño, lo que cumplió en Valladolid en el mes de mayo del año 1559, conviniendo con una proclamación solemne. De igual forma, lo realizó su medio hermano Felipe, en fecha 28 de septiembre de 1559 en la Santa Espina, localidad del municipio de Castromonte, Valladolid, España.

Entonces Felipe II, cumpliendo las órdenes de su padre Carlos, manifestadas en el testamento del año 1554, reconoció al niño como parte de los miembros que integran la familia real. Su nombre se lo modificaron por don Juan de Austria. Se le entregó una vivienda propia, asignando a Luis de Quijada como mentor principal.

El emperador César, no quería que sus escurridizos amorosos, se conocieran públicamente, al igual que también observada que la madre del niño no brindaba la mejor manera para criar al niño.

Por lo que el emperador, le quitó de buena forma el niño a su madre, es probable que aún está en proceso de lactancia.  Se conoce que le encargó al cuidado de su ayudante, Luis de Quijada, y éste se lo encargó a una dama de su plena confianza, es probable que sea una nodriza seleccionada con mucho cuidado, y que no fue perdida de vista.

Cuentan que únicamente tres o cuatro personas conocían del acontecimiento, y que ni siquiera el heredero de la Monarquía don Felipe, lo sabía, sino hasta el año 1556.

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Pero, al transcurrir entre los tres años y medio, es que se tiene suficiente información de la educación del hijo ilegítimo del Emperador, quien no tenía la menor idea de su linaje. Sin embargo, lo más auténtico que se puede asegurar, que desde su arribo al pueblo castellano de Leganés, la educaciòn del desconocido niño fue ejemplar.

Desde los años 1550 a 1564 la educación del niño se desenvolviò en tres etapas, y durante las dos primeras, el joven Jerónimo, no conocía el secreto de su nacimiento, ni tampoco las personas que lo cuidaban, con salvedad Luis Quijada.

Formación

Don Juan de Austria terminó sus estudios en la Universidad de Alcalá de Henares a donde asistió en compañía de dos jóvenes con más edad de que él: eran sus sobrinos, el príncipe Carlos y Alejandro Farnesio, hijo de Margarita de Parma, siendo otra hija ilegítima del Emperador Carlos.

Entre sus mentores se cuentan a Honorato Juan Tristull, alumno de Luis Vives. En el año 1562, aparece la “Casa de Don Juan de Austria”, dentro de los gastos financieros de la Casa Real, donde se le asignó la cantidad de 15.000 ducados, igual que a la princesa Juana.

Durante el año 1565, los turcos asaltaron la isla de Malta. Para apoyar a su protección, se creó una flota en el puerto de Barcelona. Don Juan de Austria, le pidió autorizaron al rey, para juntarse a la amada, la que fue objetada. Pero, don Juan, se fugó de la corte y se fue a Barcelona, pero, no pudo conseguir llegar hasta la flota. Pero, una carta escrita a mano de su hermano fue lo que permitió que abandonara su plan de atravesar por el sur de Francia, para llegar a territorio italiano y lograr llegar hasta la flota de García de Toledo.

En virtud, que su hermano no se sentía motivado por la carrera religiosa, que tenía prevista su padre, el rey Felipe II, lo designó como Capitán General de la Mar. Tal como sucedía durante su vida, lo envolvió de consejeros de su plena confianza, entre los que se encontraban don Álvaro de Bazán, almirante, y don Luis de Requesens y Zúñiga, vicealmirante.

El príncipe Carlos, quizás por el cargo que ocupaba su tío, así como la amistad que los unía durante años, le confesó a don Juan de Austria, que tenía sus planes de fugarse de España, para trasladarse a los Países Bajo desde Italia, para lo que requería embarcaciones que le permitieran el paso hacia Italia.

A cambio de obtener lo solicitado, le propuso el reino de Nápoles. Entonces, don Juan le expresó que le respondería y se fue enseguida a El Escorial, para contárselo al rey. El rey de retorno a Madrid, en fecha 17 de enero del año 1568, y el próximo día, siendo domingo, la familia completa asistió a oficios religiosos. Don Carlos, contacto con una llamada a don Juan de Austria a sus habitaciones, para preguntarle acerca de su decisión.

De las respuestas recibidas por parte de don Juan, quizás concluyó que no iba a colaborar y que quizás lo había descubierto, lo que hizo que sacará la daga y arremetió en contra de su tío por la espalda, quien logró protegerse hasta que llegara la servidumbre y lo dominó hasta llevarlo a sus habitaciones. Entonces, a causa del encierro del príncipe Carlos, llevó a que don Juan de Austria, se ataviara de luto, sin embargo, el rey Felipe le dio instrucciones precisas que se lo quitará.

Para ese entonces, don Juan de Austria, regresó al Mediterráneo, para hacerse cargo de la flota. Luego de que se reuniera junto a sus consejeros en Cartagena en fecha 2 de julio del año 1568, se marchó al mar para embestir en contra de los corsarios. En un lapso de tres meses transitó por toda la costa, hasta llegar a desembarcar en Orán y Melilla.

La reina Isabel de Valois, y el príncipe Carlos, fallecieron en el año 1568. Don Juan marchó con la flota a Cartagena y luego se fue a Madrid. Luego de presentarse ante el rey, fue a visitar a doña Magdalena de Ulloa, y se encerró durante un tiempo en el monasterio franciscano el Abrojo, en Laguna de Duero, municipio y ciudad de España.

La Rebelión de las Alpujarras

En un decreto de fecha 1 de enero de 1567, exigía a los moriscos que habitaban dentro del Reino de Granada, especialmente en el territorio de las Alpujarras, a que se alejara completamente de sus tradiciones, su lenguaje, su vestimenta y sus costumbres religiosas. El hecho de que establecieran la normativa, generó que en el mes de abril de 1568, se planeará un levantamiento abierto. A finales de ese mismo año, aproximadamente doscientos pobladores comenzaron la revolución.

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Para ese momento, el rey removió al marqués de Mondéjar, y así mismo designó a don Juan de Austria Capitán General, lo que quiere decir, comandante supremo de las fuerzas reales. Asignó en su compañía consejeros de confianza con quienes debería de reflexionar, entre los que se encontraba Requesens. Para el 13 de abril de 1569, arribó don Juan a Granada.

La política existente en referencia al exilio empeoro la situación. Sin embargo, para conseguir una buena eficiencia, don Juan, le requirió a su hermano que le diera autorización para comenzar con el ataque. El rey, se la otorgó, a lo que don Juan se marchó a Granada, al frente de una tropa. A finales del año 1569, había conseguido apaciguar Güéjar Sierra, una localidad española, y colocó cerco a Galera.

La condición se paralizó: se trataba de una fortaleza complicada de tomar. Don Juan de Austria, autorizó la invasión general, utilizando toda la artillería y estrategias de minas. Para el 10 de febrero del año 1570, hizo su entrada en la villa, asesinando a todos los hombres pobladores, mientras que apresaba a las mujeres, a los niños y ancianos, dejando desolada la zona, y que más tarde la cubrió de sal.

Luego se trasladó sobre la fortaleza de Serón, municipio de España, lugar a donde recibió un tiro en la cabeza, siendo herido don Luis de Quijada, muriendo una semana luego, el 25 de febrero, en Caniles, localidad española. De inmediato, tomó Terque y venció todo el valle medio del afluente Almería.

En el mes de mayo del año 1570, don de Juan de Austria, convino la paz con El Habaquí. Alcudia de Guadix El Habaquí. Durante las temporadas de verano y el otoño en el año 1570, se realizaron las últimas batallas para vencer a los rebeldes.

En el mes de febrero del año 1571, Felipe II, firmó el decreto de destitución de todos los moriscos que estuvieran en el reino de Granada. En las cartas de don Juan, aparecen estos destierros necesarios de muchas familias completas, incluyendo mujeres y niños, que la califica como la gran “miseria humana” que se describiera.

Lepanto

La Liga de Santa, plan que desde el año 1568, había agradado al papa San Pío V, y en referencia a este Felipe II, no estaba de acuerdo. Más tarde en el año 1570, solucionada prácticamente el tema de los moriscos, Felipe II, admite juntarse a Venecia y el Papado en contra de los turcos.

La soberanía española, estaba interesada por los fines próximos como Túnez, sin embargo los otros aliados estaban de acuerdo con proteger a Chipre, que estaba siendo asaltada por Selim II, durante el verano del año 1570. A pesar que no se pudo conocer la finalidad de la flota, Felipe II, llegó a imponer el mando de don Juan de Austria.

La alianza se llegó a firmar el 20 de mayo del año 1571. La información llegó en el mes de junio a Madrid, a lo que rey se tardó aproximadamente veinte días para escribir las instrucciones precisas que llevaría su hermano. Otra vez, colocaría en su compañía personas de entera confianza a quienes perennemente acudir para consultar, entre los que se encontraba, Luis de Requesens, y su seguidor de Alcalá de Henares Alejandro Farnesio.

Entonces, la flota española llegó a reunirse en Barcelona, lugar a donde don Juan de Austria, le tocó aguantarse hasta que arribarán sus sobrinos, los archiduques Rodolfo y Ernesto, lo que ocurrió el 20 de julio, a quienes los llevó a Génova. El 8 de agosto, la flota arribó a Nápoles, para aprovisionarse.

Pío V, envió a don Juan la bandera de la Liga, quien lo recibió con agrado y en un acto solemne realizado en un evento en la iglesia de Santa Chiara. Finalizando el mes de agosto, la flota arriba a Mesina, lugar a donde se agrupó la escuadra de la Liga. En este lugar don Juan, inspecciono y recibió la conmemoración, con el resto de la tripulación de la Armada. Le puede ser interesante leer la biografía de Porfirio Díaz

Don Juan de Austria concentró consejo de guerra en su embarcación capitana, para tomar decisión acerca del acontecimiento. Famagusta, ciudad griega al este de Chipre, había sido devastada a inicios del mes de agosto. Un vencimiento de la Liga, quería decir que dejaba por completo indefensas a las costas mediterráneas de España e Italia frente a los turcos.

Don Juan de Austria, protegió la idea de una batalla agresora: buscar a la flota turca, en donde se encontrará para devastarla; siendo un plan amparado por los marinos expertos, tales como Álvaro de Bazán. Don Juan logró hacer valer su autoridad, frente a las posiciones más mesuradas, en fecha 15 de septiembre, la flota se marchó desde Mesina con destino al Mediterráneo oriental.

La contienda fue librada en fecha 7 de octubre del año 1571, en el golfo de Lepanto, lugar a donde los turcos estaban albergados. Las galeras, que estaban bajo la orden de don Juan, se ubican en la parte central de la formación.

La acción por parte de don Juan de Austria, fue considerada como definitiva para conseguir el triunfo de la Liga, por su decisiva búsqueda de la conquista, así como su esfuerzo personal en esta clase de luchas, donde estaba fusionada la naval y la terrestre, debido a que cuando eran emprendidas las embarcaciones se batallaba con ahínco.

De manera que, así eran mostradas por los expertos en la materia, como Braudel o M. Fernández Álvarez, y certifican contemporáneos como Miguel de Cervantes.

Los turcos, consideraron que Lepanto, traducía la pérdida de su armada, calificandola como la execrable fracaso acontecida por el sultán desde que se dio la batalla de Angora en el año 1402, además de una advertencia próxima de que fueran asaltados sus territorios.

Para la soberanía española y la república italiana, se dejó atrás el riesgo que mostraban los turcos en el Mediterráneo Occidental. Así mismo, trajo como consecuencia una ganancia en forma de trofeo, con lo que se apoderaron de una gran cantidad de galeras. Con la obtención de éstas, la flota española, consiguió tener mayor fuerza, y se consagró como poderosa en el Mediterráneo.

Aunque no consiguió explotar ese beneficio, por la falta de remos. Efectivamente, don Juan de Austria, logró liberar a los cristianos que remaban en las galeras turcas, aproximadamente unos 15.000, y a los cautivos que se encontraban en las galeras españolas, quienes lucharon fielmente en la contienda.

Túnez e Italia

A consecuencia del triunfo de Lepanto, convirtió a don Juan de Austria como un héroe en el ambiente europeo. Con el transcurso del tiempo, su ambición se vio aumentada: anhelaba tener su propio reino, y que fuera tratado como un rey, que del mismo modo le era denegado.

En el año 1572, una comisión de albaneses le prometió a don Juan el trono. Esto lo consultó con su hermano el rey, quien le recomendó que no aceptara la propuesta, sin embargo, que no se apartará de las relaciones con los albaneses.

Entonces, con autorización por parte del rey, don Juan durante los meses desde julio a octubre, se propuso a buscar a Uluj Alí, un sobreviviente de Lepanto, lo que no tuvo éxito, debido a que éste, a sabiendas de la supremacía naval de la armada española, lo percibió para evadirlo.

El próximo año, la República de Venecia, refrendó la paz separadamente con los turcos. Con lo que la Liga Santa, quedaba oficialmente destruida, y don Juan, sustituyó en su embarcación la bandera de la Liga por la de Castilla.

A partir de ese acontecimiento, la armada española, tenía libertad para continuar con sus propios fines, y don Juan no desaprovecho la oportunidad: solicitó permiso para iniciar la conquista de Túnez. Desde la Goleta, fuerte que estaba siendo ocupado por unos compañeros españoles, tomo a Túnez en una violenta batalla ocurrida en el mes de octubre del año 1573.

Otra vez le ofrecieron la oportunidad de tener su propio reino, pero, que fuera conquistado por el mismo. Sus codicias, no estaban ignoradas, debido a que el mismo papa Gregorio IX, se enfilo al rey Felipe II, a inicios del año 1574, solicitando que a don Juan, se le concediera el título de Rey de Túnez.

La contesta fue denegada, sin embargo, el rey afirmó que los méritos alcanzados por su hermano, tendrían su recompensa.

Ciertamente, Felipe II, no tenía plena confianza en los propósitos de su hermano. Por lo que empleó a su secretario, Antonio Pérez, como intermediario para saber y controlar los deseos de don Juan. Pérez, le suministró dinero para que los invirtiera en la flota, y se le imputó que le otorgó el cargo de vicario general en Italia.

La estadía de don Juan en Italia, benefició que Uluj Alí recobrara Túnez. Para ese tiempo, la codicia de don Juan de Austria estaba en otro nivel: la penetración católica de Inglaterra, el matrimonio con María I Estuardo, y lograr tener su propio reino; era un plan que lucía que contaba con la colaboración del papa, y los católicos ingleses.

De hecho, en un momento determinado, fue investigado por un emisario de la Reina, acerca de la probabilidad de un casamiento con la misma Isabel de Inglaterra, lo que fuera notificado al rey Felipe, quien no estuvo de acuerdo y fue desaprobado por parte de  él.

Don Juan, tenía grandes intenciones y deseos de trasladarse a Madrid, para conversar sobre el tema. Sin embargo, el rey, dio órdenes para que se quedara como vicario general en Italia, donde llevó a cabo una durante todo el año, una estrategia de paz de las ciudades que se enfrentaban.

Se trasladó por toda la península italiana, recorriendo desde Sicilia hasta Lombardía. Finalizando ese año, don Juan, se dio cuenta que su secretaria persona, Juan de Soto, había sido suplantado por Juan de Escobedo, secretario del Consejo de Hacienda, desde al año 1566, y una persona relacionada a Antonio Pérez, quien intentaba saber con detalles las actuaciones e ideas de don Juan.

De igual forma, el rey Felipe II, se enteró durante años, del contenido de las cartas que al parecer tenían carácter privado, entre Antonio Pérez y don Juan de Austria, debido a que no solo las supervisaba sino que las corregía, alentando las críticas que estaban dirigidas a su persona, de manera que pudiera saber de los planes, ideas y actos de don Juan de Austria.

Los Países Bajos

Al paso de todos estos acontecimientos, los conflictos dentro los Países Bajos se fortalecieron. Con una política fuerte de represión que se ejecutaba por instrucciones del Duque de Alba, que le prosiguió el mesurado don Luis de Requesens. Sin embargo, Requensens, muere el 5 de mayo del año 1576, acontecimiento que enseguida fue de interés para Guillermo de Orange para activar la insurrección.

Para ese momento, el Consejo de Estado que presidía en el momento en ese lugar,  de igual manera le solicitó al rey que designará de forma inmediata un nuevo gobernador, que procediera de familia soberana.

La elección era indudable, enseguida el rey le dio órdenes a don Juan de Austria para que se marchara a los Países Bajos con el cargo de gobernador. Don Juan de Austria, no acató la orden real, y en vez de cumplir la orden, se trasladó a Madrid, para saber las perspectivas que presentaba el plan inglés, su hermano le brindaba un fuerte apoyo, de cuáles serían las condiciones con las que se iría a Bruselas.

Felipe II, volvió a objetar otra vez su petición de otorgarle el título de infante de Castilla, así como el ansiado hecho de convertirse en Alteza Real, sin embargo, en su defecto, admitió su recomendación de autoridad única. También, Felipe II no pudo manifestarse de forma decisiva en cuanto al asunto de un imprevisto ataque de Inglaterra,  mientras don Juan de Austria utilizaba su estadía en España para encontrarse con Magdalena de Ulloa.

Con la intervención de ella fue disimulado en su vestimenta, para que continuara con su próxima trayectoria: se marcharía a los Países Bajos, pero, esta vez no lo haría desde Italia, sino mediante Francia, por lo que se ocultó bajo un traje de servidumbre morisco al servicio de un honorable italiano, de nombre Octavio de Gonzaga.

Cruzó toda Francia hasta llegar a Luxemburgo, única provincia honesta. Estando en ese lugar, se encontró con su madre, la señora Bárbara Blomberg.

Luego de una extensa plática, Bárbara Blomberg, quien no le agradaba vivir en España, admitió viajar hacia la Península, a donde se le otorgó vivienda, además de un sustento, terminó muriendo en Colindres, municipio ubicado en la parte oriental de Cantabria.

El primer ejército moderno europeo, conocido como los tercios viejos de Flandes españoles, quienes tenían suficiente tiempo sin que les fueran entregados sus pagos, ingresaron sin miramiento alguno a la ciudad de Amberes en un ataque espantoso formando la terrible situación al arribo de don Juan de Austria a los Países Bajos.

Cumplía con las órdenes, especialmente de continuar con la política establecida por Requesens, además de manifestarse como un mediador. Con las intenciones de que fuera reconocido como gobernador, además que los insurrectos respetarán su creencia religiosa. Reconoció permitir a sus tropas, llevando los tercios viejos a España, o en su defecto a Lombardía, de igual forma de acatar las facultades flamencas.

Rubricó el Edicto Perpetuo en fecha 17 de febrero del año 1577. Para el mes de mayo, se pensaba que los acontecimientos estaban en calma, y entonces don Juan tuvo la oportunidad de ingresar victoriosamente en Bruselas.

En un ambiente de tranquilidad y calma, don Juan de Austria, anhelaba regresar a Madrid para conversar el asunto de Inglaterra. En el mes de junio de 1577 envió a su secretario, Escobedo, en quien confiaba plenamente para que por la intervención de Antonio Pérez consiguiera su retorno a España, o en su defecto pudiera tener apoyo para atacar a Inglaterra.

El rey, ante este hecho, no admitió el retorno a España de don Juan de Austria. Para ese entonces, los acontecimientos fueron peor en Flandes. Para el mes de julio de 1577, don Juan de Austria, quebranto el convenio y sustituyó las tropas de Namur por alemanes. Para el mes de agosto, dio instrucciones del retorno de los tercios que se hallaban en Milán, que con el apoyo de la flota de Indias, la que arribó a Sevilla en el mes de agosto de 1577, el rey contaba con suficientes fondos para contraer el pago.

Para el mes de septiembre, Guillermo de Orange, miembro de la Casa de Nassau, expuso su intimación: conviene en entregar todos los territorios, autorizar a las tropas para que abandonaran a Luxemburgo. Sin esperar al requerimiento, don Juan estuvo atento a la llegada de los tercios, que estaba bajo el control de su viejo amigo y sobrino de nombre Alejandro Farnesio.

Sus últimos tiempos de vida 

El arribo de los tercios, consintió que don Juan diera inicio a un ataque militar. En fecha 31 de enero del año 1578, los tercios viejos, aniquilaron a los Estados Generales en la contienda de Gembloux, lo que le permitió obtener que la mayoría de los Países Bajos del Sur, de nuevo obedecieran al rey, además de recuperó Luxemburgo y Brabante.

Fue un triunfo escaso. De repente se vio en una situación de angustia porque no contaba con dinero. Así como ocurrió que dos ejércitos asaltaron el Flandes español: uno francés que estaba bajo las órdenes del duque Anjou, que desde el Sur tomó Mons; mientras que el otro estaba bajo el mando de Juan Casimiro, y con el financiamiento de la reina Isabel de Inglaterra, lo que sucedía desde el Este.

Don Juan de Austria, le solicita a su secretaria, Escobedo, quien se encontraba en España, para que gestionará el envío de dinero. En los Consejos de Estado y de Guerra, el Duque de Alba, alertaba sobre una peligrosa situación debido a que no contaba con hombre y tampoco dinero.

Durante este ambiente, se llevó a cabo el asesinato de Escobedo, siendo un suceso ocurrido el 31 de marzo de 1578. En la actualidad la historia, afirma que fue planificado por Antonio Pérez con la autorización del rey, quien manifestaba ser imperioso para la soberanía.

Las razones precisas del secretario para persuadir al rey no están claras, sin embargo, cuentan los historiadores que no cabe duda que pudieron estar envuelta a las codicias de Juan de Austria y quizás de que tomara acciones por su propia cuenta de atacar a Inglaterra, o en su defecto se uniera a los revolucionarios holandeses, o que pudiera retornar a España, para comandar las tropas para suplantar a Felipe II.

Cuenta la historia que no aparecen escritos que manifiesten en aquellos tiempos, información de fechas que estén claras de algunas de las posibilidades, es hasta el año 1578, cuando la primordial angustia de don Juan de Austria, se trataba de la permanente imperiosidad de tropas y de dinero para comenzar la guerra en Flandes.

Una vez que se entera del fallecimiento de su secretario, don Juan, le envía una carta al rey, donde le manifestaba que entendía del suceso, y que admitía continuar esperando por refuerzos llegado de España.

En los escritos por parte de don Juan, se evidenciaba que dejaba entrever, su estado de depresión que lo envolvía durante esa época de verano, al mismo tiempo que la enfermedad conocida como tifus o fiebre tifoidea, le ataba de nuevo su organismo. Ciertos días era necesario que guardará reposo en su habitación. Pero, lamentablemente su salud se venía cada vez más quebrantada, por lo que se vio gravemente a finales del mes de septiembre, mientras se encontraba en su campamento ubicado en Namur.

Para el día 28 de septiembre, designó a su sucesor para que lo representara ante el gobierno de los Países Bajos, siendo su sobrino Alejandro Farnesio. Le envió una comunicación escrita a su hermano, donde le rogaba que respetara el nombramiento, y que aceptará ser sepultado con su padre.

Fallece un día como 1 de octubre del año 1578. Le reemplazó como gobernador Alejandro Farnesio. Los restos de don Juan de Austria, fueron trasladados a España, y se encuentran en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Su sepulcro está envuelto por una estatua tendida horizontalmente, que tiene una particular belleza, representando al héroe con una vestimenta de armadura, y como dato curioso, se debe añadir que en vista que no falleció en una contienda, se muestra sin los guanteletes.

La semejante obra fue creada por el zaragozano Ponzano y tallada en mármol de Carrara por la intervención del escultor italiano Giuseppe Galeotti.

Su vida sentimental

Los historiadores contemporáneos muestran a don Juan de Austria como un joven apuesto y un trato agradable. Se le asignan cantidades de aventuras amorosas.

Durante su vida tuvo una estrecha amistad con la doncella de Éboli, por lo que pudo tener relaciones con María de Mendoza, fruto de esa relación concibieron una niña que nació en el año 1567, quien llevaba por nombre Ana.

Don Juan entregó la crianza de la niña a doña Magdalena de Ulloa. Más tarde, la niña fue llevada al convento de Madrigal, quien participó en la “intriga del pastelero de Madrigal”.

Durante su estadía en Nápoles, en los siguientes años al triunfo de Lepanto, mantuvo relaciones amorosas con Diana de Falangola, con quien concibió una niña quien lleva por nombre Juana, la que llegó al mundo un 11 de septiembre del año 1573, y su muerte ocurrió el 7 de febrero de 1630.

La niña Juana le fue confiada al cuidado de su hermana Margarita. La trasladaron a un convento de Santa Clara de Nápoles. Más tarde don Juan se relaciona amorosamente con Zenobia Saratosia, con quien concibió un hijo, falleciendo al nacer; luego se relaciona con Ana de Toledo, quien fuera la esposa del alcalde napolitano.

Valoración

De acuerdo a las consideraciones por parte del investigador de historia de nombre Manuel Fernández Álvarez, sostiene que don Juan de Austria, es “acaso la figura más atractiva de la corte filipina”.

Fue un hombre altamente estimado por sus contemporáneos, teniendo la amistad de su sobrino el príncipe Carlos, así como el apoyo de su sobrino Alejandro Farnesio. Como vencedor y victorioso de Lepanto, se hizo de una notoriedad en toda Europa.

Manifiesta el historiador Pierson que los mismos contemporáneos no estaban seguros de sí se trataba de “un espadachín o un hombre de estado”, y termina que quizás hizo el rol de las dos cosas. En su ámbito militar, sobresale su participación en la batalla de las Alpujarras, y la victoria conseguida de Lepanto.

Sin embargo, su actuación política no está muy investigada, especialmente en el área de la diplomacia que fue desenvuelta en Lombardía, y gran parte de Italia. Donde alcanzó poco triunfo fue en los Países Bajos, lugar a donde el ambiente era muy complicado, además se sintió apartado y sin medios económicos y materiales.

Se le recrimina su lentitud para arribar, a pesar de que había recibido instrucciones precisas para trasladarse al territorio, por lo que se le atribuye el haber impedido la invasión de Amberes por las tropas españolas.

De su vínculo con su hermano Felipe II, aparecen mostrados los celos que sentía el rey por sus permanentes codicias. A pesar, de esto, su trato hacia él fue acogerlo como un integrante más de la familia real, ingresando dentro de ésta, y ante los grandes de España, con la participación en solemnidades públicas. No fue considerado como infante de España, ni tampoco fue objeto del tratamiento como “Alteza”, sin embargo, fue tratado como “Excelentísimo Señor”

Don Juan de Austria en la literatura

Don Juan de Austria, un héroe de la historia, quien llevó una vida envuelta en grandes acontecimientos, quien falleciera joven, no cabe duda que se transforme en una imagen que aparezca en las más importantes literaturas históricas.

A continuación se mencionan algunas de las obras donde aparece este ilustre personaje, a saber:

Poema épico La Austríada. Autor Juan Rufo

El último cruzado: La vida de Don Juan de Austria. Autor Louis de Wohl

Novela Jeromín. Autor Luis Coloma

Don Juan de Austria o La vocación. Comedia de Mariano José de Larra

Poema épico Lepanto. Autor G. K. Chesterton, traducido por Jorge Luis Borges, al idioma español.

Año 1962, Novela Bomarzo. Autor Manuel Mujica Lainez. Capitulo Mi Lepanto

Año 1990, La visita en el tiempo. Autor Arturo Uslar Pietri. Novela que obtuvo premio ganador Rómulo gallegos, en el año 1992.

Año 1994, Juan de Austria, héroe de leyenda. Autor Juan Manuel González Cremona. Editorial Planeta, Barcelona.

Año 2003, Juan de Austria, novela de una ambición. Autor Ángel Martínez Pons.

Año 2005, El señor natural. Autor el húngaro Laszlo Passuth. Editorial Áltera SL

Año 2009, Yo, Juan de Austria, ficción autobiográfica. Autor Joaquín Javaloys. Styria. Ediciones, Barcelona.

Curiosidades del entierro de Don Juan de Austria

Por supuesto que absolutamente todos los héroes famosos de la historia una vez que fallecen se realiza su sepultura con honores, pompas y lujos.

En el caso que nos ocupa, don Juan de Austria, se trata del luchador y carismático, el héroe de Lepanto, quien cuentan algunos conocedores que su fallecimiento se debe a un hecho penoso en Flandes, mientras que su partida al Escorial fue con cohetes y acompañamiento de banda musical.

Cuenta la historia que don Juan de Austria, falleció en Namur, Flandes, actualmente conocido como Bélgica, el 1 de octubre de 1578, a causa de tifus o fiebres tifoideas, y más tarde fue llevado al Panteón de Infantes de San Lorenzo del Escorial, donde fue sepultado con honor por una gran multitud.

Sin embargo, los historiadores relatan que la muerte del personaje histórico, ocurrió en un palomar que fue aseado rápidamente, y corrieron para agarrarlo, y que fue ornamentando con tapices, cortinas a las fueras de Namur, donde se encontraba pretendiendo de contener las rebeliones en contra de los españoles que devastaban Flandes, y al parecer era un ambiente perturbado.

Se conocía oficialmente que una arremetida del tifus atacó a varios de los capitanes, pero, por curiosidad, todos se sanaron excepto él, pero, al parecer según narran que la historia oficial, dejó atrás de exponer que don Juan sufría de la dolencia conocida hemorroides que fue tratada por los galenos de turno de una manera incorrecta.

Se les ocurrió perforar con una lanceta, lo que le generó una hemorragia en plan Fontana di Trevi lo que le ocasionó la llegada de la muerte antes de cumplir 30 años de edad, pero, les era más fácil y digno declarar que había muerto de fiebre, antes de una hemorroide mal curada.

Los deseos en vida de don Juan de Austria es que fuera sepultado en el Panteón de los Infantes de El Escorial, sin embargo, por tener fama de luchador y su hermano, el rey Felipe II, sentía desconfianza de él y sus compañeros, resolvió que fuera sepultado en Namur, con honores de los ejércitos de quienes eran muy estimado.

Transcurridos cinco meses, Felipe II, autorizó que sus restos fueran llevados a El Escorial, pero, con sumo secreto y reserva, lo máximo que fuera posible. El rey, continuaba con sus manías, mientras que el cadáver de don Juan, para su hermano ilegítimo, le incomodaba, por lo que decide a ordenar que sea desenterrado su cadáver para embalsamar, y prepararlo para un extenso viaje.

El cadáver fue preparado de una forma especial, y a su vez cuentan que los cortaron en tres fragmentos los que serían arreglados una vez que llegaran al lugar destinado. De manera que, al llegar el momento del entierro, el cuerpo se exhibía dentro de la urna cerrada sin modificaciones, la que fue trasladada en lomos de caballos.

Luego al transcurrir un mes de haberlo extraído del panteón, un 18 de marzo de 1579, comenzaron a pie el regreso a España con los restos de don Juan y una comisión especial compuesta por aproximadamente de 80 personas sin nada que los identificará.

En Namur se marcharon a Nantes en Francia y desde este lugar tomaron una embarcación que los trasladó hasta Santander, estando en este territorio, retomaron la lóbrega y callada procesión con destino a la Abadía de Párraces, en Segovia, que milagrosamente de ser una peregrinación triste y gris, pasó a ser un acto con honores y lujo.

Los esperaba una gran comisión real donde estaban presentes todos los personajes importantes e influyentes de la corte real. Entre los que se encontraban, alcaldes, capellanes, monjes de El Escorial, caballeros, y muchos más, inclusive el secretario del rey y el obispo de Ávila acompañado por su séquito, todos juntos salieron en procesión con los restos de don Juan de Austria, ya arreglado y colocado dentro de un féretro de dos puertas.

Fue trasladado sujetado en el aire por un recorrido de aproximadamente 60 kilómetros, que separaba la abadía de Pàrraces de El Escorial. La comisión se iban agregando muchas más personas de cada pueblo por donde pasaban, al formarse una gran peregrinación, justo cuando fue el acto del sepelio en el Panteón de Infantes de El Escorial, un 25 de mayo del año 1579.

Para concluir, no podemos dejar de informar una vez más, que su hermano Felipe II, desconfiaba de la traición por parte de su hermano don Juan, que gracias a la intromisión de su propio secretario, Antonio Pérez, quien resultó ser el verdadero ardí de la labor.

Mientras que confiaba en él, don Juan de Austria y todo lo que lo circundaba le aparentaba desconfianza, sin embargo, cuando Felipe II, devela el embrollo, observa la lealtad de convicción por parte de don Juan, por lo que resuelve a últimas instancias, otorgarle todos los honores reales en su decisiva sepultura.


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